sábado, 18 de octubre de 2008

LOS SOFISMAS, PARTE IV

Al tercer grupo de falacias corresponden los sofismas de observación incompleta, de mala observación, de falsa generalización y de falsa analogía

a) SOFISMA DE OBSERVACIÓN INCOMPLETA. Se incurre en esta falacia cuando no se han observado ciertos hechos, o se han dejado de observar las circunstancias en que determinados hechos se han producido. Hay personas que consideran a los que dicen la buenaventura como profetas, puesto que estos predicen los acontecimientos futuros. Pero, hay observación incompleta porque no tomamos en cuenta los casos en que no produjeron acertadamente. Por otra parte, es posible que, en determinados casos, acierten a predecir el futuro, porque se les avisó de lo que iba a ocurrir. Hay por lo tanto, aquí una incompleta observación de circunstancias porque no observamos en qué condiciones se predice el hecho.

Muchas veces son los sabios quienes incurren en esta falacia. Se refiere que, cuando Galileo descubrió las manchas solares, un filósofo aristotélico no quiso mirar por el telescopio porque el descubrimiento le pareció atentatorio a la tesis de Aristóteles sobre la incorruptibilidad de las cosas del cielo.

b) SOFISMA DE MALA OBSERVACIÓN. Depende esta falacia, las más de las veces, de nuestros prejuicios y de nuestros sentimientos. Con frecuencia creemos ser observadores objetivos e imparciales cuando, en realidad, nuestra observación es alterada por nuestros preconceptos o por nuestros intereses. Ejemplo típico de este sofisma es la oposición que encontró el sistema Copérnico, basado en el testimonio de los sentidos, que nos muestra que el sol se mueve al rededor de la tierra inmóvil. En realidad, sólo hay la apariencia de que el sol se pone y se levanta.

Cuanto mayor es la ignorancia de la gente, cuanto mayor es su falta de cultura intelectual, con más facilidad comete esta clase de errores. Así los testigos, en los pleitos judiciales, presentan muy a menudo como hechos observados lo que en realidad no son más que opiniones, algo que han inferido y nada más.

c) SOFISMA DE FALSA GENERALIZACIÓN. Este sofisma es el más frecuente y se debe al abuso que hacemos de la misma inteligencia en la ciencia. Consiste en atribuir a toda una clase, a un grupo entero, lo que es propio de algunos individuos solamente. La tendencia natural a generalizar es tanto mayor cuanto menor es la cultura y la disciplina científica del hombre. Como observa Bain, bastará que hayamos conocido una vez a un alemán, a un ruso, o aun chino, para que permitamos formar juicios acerca de sus respectivos pueblos. Si un remedio nos ha dado buen resultado una vez, creemos que siempre producirá el mismo efecto, no obstante la diversidad de circunstancias.

La generalización es la tarea más elevada de la ciencia, puesto que consiste en formular leyes, pero es preciso saber evitar las exageraciones porque al carecer de los fundamentos necesarios, a causa de una inducción defectuosa, se habrán alcanzado falsas leyes.

En resumen, la falsa generalización es una inducción defectuosa. Y como la inducción es la fuente más importante tanto de nuestros conocimientos científicos, como de las normas para nuestros menesteres de la vida práctica, resulta que el peligro de la falsa generalización es mayor que en cualquier otro razonamiento erróneo. De ahí que es preciso precaverse contra esta amenaza mediante inducciones lo más completas posible. La observación de los hechos debe ser metódica y escrupulosa y conducida con un sentido crítico para la distinción de los casos y de sus diferencias. En las ciencias de la naturaleza se ha conseguido, en el último siglo, obtener métodos cada vez más escrupulosos, por esto también los resultados logrados son más perfectos. Pero en las ciencias históricas y sociales no se ha progresado tanto, por ello es que aún hoy se hacen, en estas ciencias, generalizaciones peligrosas. Stuart Mill ofrece ejemplos típicos de estas falsas generalizaciones que yacen en el fondo de las máximas populares: “Lo que nuca ha sido, nunca será”, dice el sentido común, y de acuerdo con esta máxima se arguye que los negros nunca fueron tan civilizados como los blancos, por consiguiente, es imposible que lleguen a serlo jamás. Las mujeres no son, en su conjunto iguales en energía intelectual a los hombres; por lo tanto, el sexo masculino es superior al femenino. Los filósofos son inaptos para los negocios porque algunos lo fueron en efecto, etc. En todos estos sofismas se han hecho inducciones incompletas, sin eliminación de lo fortuito.

d) SOFISMA DE FALSA ANALOGÍA. Se produce este sofisma cuando de lo que es verdad en un caso determinado se concluye que es verdad también en un caso semejante al primero en algún punto o en algún aspecto solamente.

La analogía es la forma del razonamiento más primitiva, casi instintiva diríamos, y por esto es fácil cometer analogías imperfectas. Así, si decimos que la tierra se parece a la tierra en varios aspectos y si de esto, inferimos que también en los planetas debe haber habitantes como los de la tierra, hacemos un falso razonamiento analógico.

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